EL rossinyol

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viernes, 4 de junio de 2010

El Twitter y la democracia

En 1925 vió la luz en las imprentas de Alemania uno de los libros más comentados y controvertidos de la historia, MEIN KAMPF (Mi lucha) dictado a Rudolf Hess por el golpista recién liberado de Landsberg, Adolfo Hitler, quien tenía una certera idea de lo que la propaganda implicaba para su partido y su persona, por lo que se aseguró de que cada uno de los cuadros de su partido tuviera un ejemplar del libro y lo manejara como base del adoctrinamiento de sus hombres, asimismo ordenó una compilación de toda la crítica que surgiera en torno al libro, sobre todo durante los primeros meses que siguieron a su publicación, lo cual le sirvió para formar una base de datos de la prensa y los personajes que antagonizaban con su ideario para iniciar la persecución sobre ellos, primero de manera sutil, con amenazas y presiones a editores y patrocinadores y después, conforme el poder de Hitler y su partido se acrecentó, con una violencia y brutalidad que parecían haber sido olvidadas en el "Moderno Estado Alemán", que se abría paso para integrarse a la pujanza internacional en la Europa de la post guerra.
Si la tecnología de la comunicación hubiera sido en los albores del siglo XX similar a la que hoy día tenemos, no hubiera tomado a Hitler (o Mussolini, o Franco, o Stalin) años... meses ni siquiera semanas, recopilar las opiniones controversiales a su punto de vista institucional, las opiniones se hubiesen vertido a la red en cuestión de minutos, permitiendo a las fuerzas de gendarmería actuar con la mayor celeridad para silenciar a los detractores del régimen; pero, por otro lado, es de esperarse que de igual manera las voces de los disidentes llegarían a la opinión pública nacional e internacional, dificultando, o definitivamente impidiendo, la represión, por lo menos la represión brutal; ahí es que entra a juego el título y el sentido de esta entrega.
El enorme número de personalidades de la política, así como ciudadanos "de a pie", que mantiene una cuenta en Twitter hace que exista un nicho para cada segmento del espectro político, cada ciudadano puede encontrar una doctrina o expresión afín a su ideología; y la retroalimentación se produce de manera inmediata, otorgando a cada uno de los miembros de la red la posibilidad de integrarse a la actividad política que rodea al ejercicio democrático; este sistema tiene la desventaja de tener una base elitista, de cualquier manera es un principio importante en el ejercicio de la opinión pública como medio de control del quehacer de los que detentan la autoridad.
Pero lo curioso es que la decisión de la persona humana sobrepasa a los medios para contenerla; en la madrugada del 31 de mayo la marina israelí atacó en aguas internacionales del mar Mediterráneo al yate Mavi Marmara, que transportaba una caravana con ayuda humanitaria para la franja de Gaza, dejando un saldo de 19 activistas muertos y 30 heridos (más o menos dependiendo la fuente), lo cual ha sido ampliamente tratado por los medios desde el momento mismo de su ocurrencia, la red está poblada de imágenes y vídeos, de testimonios y airados reclamos; ante todo esto el gobierno de Israel dió múltiples respuestas que giraban, básicamente, en el derecho del estado de Israel a defender su soberanía de ataques del exterior, sin importar que la opinión pública internacional tenga, en conjunto, la certeza de que el ataque no solo fue excesivo sino injustificado y que los líderes de opinión de los países democráticos, y muchos no democráticos, se encuentren indignados por el hecho.
Así pues encontramos que la facilidad de comunicación inmediata y abierta no basta en un mundo lleno de intereses que dejan de lado a la persona humana en aras del poder.

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